Estás haciendo todo mal.
Vas al pedo a Salta, solo por irte.
Y hablás de más, y hacés planes de más y hacés lo que no tenés que hacer cuando podés evitarlo todo, el viaje, por empezar, y después todo todo lo demás: desde el teleférico hasta el daikiri hasta el sms.
Y lo sabés todo todo el tiempo.
Ni siquiera lo disfrutás lo suficiente.
Pero no sólo lo harías otra vez, hubieras querido que durara, al menos otra noche.
Aunque más no sea por aquello de que ojos que no ven, corazón que no siente.
Y tenés que estar muy ocupada, como solo se puede estar ocupada en hacerlo todo mal, para olvidarte un rato, mínimo, de lo que sí te importa.
21 septiembre 2011
30 agosto 2011
23 julio 2011
Ataque de pánico
Lo ignoro la primera vez, hace unos días. Una excusa, pienso. No es cierto que le pase de verdad.
Pero ella hoy se sorprende cuando le digo que no estoy al tanto. Me dice: vos que sos tan cercana y a mí me pega tanto escucharlo.
Me cuenta, ella, que él le dijo que le explotaron muchas cosas, que está medicado. Vuelve a hablarme de los ahogos y yo me acuerdo de que él decía que se ahogaba cuando estaba sin mí.
¿Hay algo que tenga que ver conmigo en esta historia?
Me sé tan pero tan capaz de lastimarlo. Y no quiero, tan segura como estoy -como estuve siempre- de que es él el que me lastimó a mí.
¿Qué tan lejos puedo estar yo de su vida, él de la mía?
Hubo algún momento, no hace tanto, en que dejé de pensar en él.
Y me parece imposible, tan lejano, tan otro, tan otra, tan empeñada, entonces en que llevé la peor parte. Tan superada ante lo insuperable.
¿Estuve yo enamorada de él desde la noche del 42 hasta el verano de la muerte de Laura?
Nunca como entonces tuve tan en la mano en control.
Nunca el control estuvo tan lejos de mí como ahora.
Pero ella hoy se sorprende cuando le digo que no estoy al tanto. Me dice: vos que sos tan cercana y a mí me pega tanto escucharlo.
Me cuenta, ella, que él le dijo que le explotaron muchas cosas, que está medicado. Vuelve a hablarme de los ahogos y yo me acuerdo de que él decía que se ahogaba cuando estaba sin mí.
¿Hay algo que tenga que ver conmigo en esta historia?
Me sé tan pero tan capaz de lastimarlo. Y no quiero, tan segura como estoy -como estuve siempre- de que es él el que me lastimó a mí.
¿Qué tan lejos puedo estar yo de su vida, él de la mía?
Hubo algún momento, no hace tanto, en que dejé de pensar en él.
Y me parece imposible, tan lejano, tan otro, tan otra, tan empeñada, entonces en que llevé la peor parte. Tan superada ante lo insuperable.
¿Estuve yo enamorada de él desde la noche del 42 hasta el verano de la muerte de Laura?
Nunca como entonces tuve tan en la mano en control.
Nunca el control estuvo tan lejos de mí como ahora.
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