Él dijo: después de eso aprendí que yo era capaz de guardar un secreto. Y lo peor es que sé que lo dijo en serio. Pero a la vez era –es- imposible creerle.
Y es que si lo pienso seriamente casi es lo que me pasa eternamente con él. O al menos ahora. O al menos hace más que bastante.
Imposible perder esa referencia, esa historicidad –y esa historia- intensa hasta lo literalmente mortal.
Y el recuerdo diario, latente. Imposible la distancia.
Mientras el secreto –ese secreto- exista.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario