08 septiembre 2010

A pesar de que me cierre como dedos

En algún lugar al que nunca he viajado, dichosamente mas allá
de cualquier experiencia, tus ojos guardan su silencio:
en tu más frágil gesto hay cosas que me arropan,
o que no puedo tocar por su cercanía

tu más sutil mirada fácilmente me descubre
a pesar de que me cierre como dedos,
tú me abres siempre pétalo a pétalo como la Primavera abre
(tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa

o si tu deseo fuera el cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos hermosamente,repentinamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cuidadosamente en todas partes descendiendo;

nada que podamos percibir en este mundo equipara
al poder de tu intensa fragilidad: cuya textura
me inspira con el color de sus campos,
interpretando muerte y eternidad a cada respiro

(yo no se que hay en ti que se cierra
y abre; solo que algo en mi comprende
que la voz de tus ojos es mas profunda que todas las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas



e.e. cummings

26 agosto 2010

38 es fiebre


38 es fiebre. No importa lo que me digan. Es fiebre.
Entonces, lo menos que te puede pasar, lo menos de lo menos de lo menos, es subirte al taxi a las 22.38 para que por fin –e hice todo lo humanamente posible para estirar lo inestirable- se acabe lo que parece infinito. Entonces me subo al taxi y suena Carpenters -¡Carpenters, dios del cielo!- y mientras hilvano los episodios del día pienso que no, que de ninguna manera puede ser que esta noche me suba a un taxi, suene Carpenters, y suene “Yesterday once more”. No da. Pero no hay nada que hacer. 38 es fiebre.
Entonces me subo al taxi. Y digo a dónde voy. Y el tipo me pregunta si es en Villa Urquiza. Y digo, que sí, que atrás del Tornú, que Córdoba derecho, Giribone y yo lo guío. Y pienso en que él dijo que no estoy en condiciones de nada (no dijo de nada, dijo de manejar, que es casi lo mismo), pero sí. No solo puedo guiar al señor, puedo escribir esto, puedo sacarme la pintura de los ojos. Y el vestido. Y las medias. Puedo decir: Córdoba derecho, Giribone, yo después lo guío. Y entonces el tipo tiene la radio prendida. Es pelado y tiene una boina azul oscura de corderoy en la cabeza. Y escucha Millenium. Y yo pienso que solo los taxistas pelados y con boina que trabajan de noche escuchan Millenium. Y pienso cuánto pensamiento puede entrar en una canción, cuánto en un viaje en taxi –Palermo Agronomía-. 38.
Y entonces de golpe caigo en esta lista inmunda de todos los años. Y me odio por eso. O me odio porque desde que abrí un ojo estoy tratando de escaparme de eso. Pero esta vez pienso en lo que no pensé. Y no puedo creer en todo lo que no pensé. Suena “Yesterday once more” y yo pienso que no da que esté pensando en esto en el taxi, que estoy harta harta harta de chicas que piensan. Y pienso que estoy tan harta de pensar y pensar.
Y entonces pienso en lo que él dijo ayer, que tendría que estar contenta, que me conoce hace mucho y no se acuerda de un año en el que yo  haya estado más cerca de ser la yo que él se acuerda.
Y entonces pienso si yo quiero de verdad ser esa. Y de golpe, paso lista al día. Paso lista al día y me parece que sí. Pero quién sabe. 38 es fiebre.

10 febrero 2010

Paráfrasis

Aroma que impregna...
¿Punto de partida?

04 febrero 2010

- I -

Pruebo.
¿Qué más da al fin y al cabo? Como mucho será una vez fallida más. Y tal vez sirva para sacarme de la cabeza este revoltijo que no se sabe bien de dónde viene. Y menos a dónde va.
Tal vez funcione para tener la sensación de alguna acción y deshacerme de este dejarse estar que me consume los últimos días.
Un cuaderno en la falda, un cigarrillo en la boca y un micro hacia el sur. Ese es el recuerdo más consumado de escritura febril que tengo en la cabeza. Tal vez también es ese el año y haya alguna razón asociada que se me escapa ahora, cuando recapitulo. Más allá de cierta disciplina real que, de hecho, existía.
Escribía para ellos, es cierto. Muy fuertemente para ellos. Pero no había tampoco ninguna duda de que escribía para mí.
¿Qué fue entonces? ¿Un tema de adultez? ¿Algo así como "a los 20 no se puede ser la de los 17 (ni hablar de a los 30, ni mencionar los 37...)? ¿Un tema de falta de pasión? ¿Simplemente la certeza de que no era eso?
Vuelvo a verlos a ellos, veinte años después, y ninguno tiene dudas de que ese era mi camino obligado.
Y está también el deseo. Esta cosa que me taladra la mente tan despiadadamente. Este entre "no podés" y "ni siquiera te da el cuero para hacer el intento".
Ahora que releo, qué mal habla esto de mí. Y con cuánta razón, además.
Pero lo que me pasa ahora -y estoy segura de que no me pasaba entonces- es que me falta amor. Amor por ellos, como para inventarlos, como para sostenerlos, como para ser propietaria de sus vidas al punto de que me importen como la mía. Ya no consigo eso. Ni siquiera es que falte la historia. En este punto creo que ni siquiera la necesito.
Pero lo otro sí. Y no lo encuentro. Pruebo, pero no lo encuentro.

03 febrero 2010

Vueltas

¿Y empezar por dónde?
¿Volver a contar Alcantarillas, o al menos una buena parte de ese cuento? Quiero decir, otra vez, sin consagración alguna, sin siquiera esbozos de que -eso que otros hacen tan bien- podría funcionar?
¿Cómo es Ana, no era que lo hacías solo para vos?
Contar situaciones de amor, situaciones de muerte, situaciones plenas de confusión.
¿La muerte de Laura? ¿El accidente de Liliana?
¿O la historia familiar? Y en todo caso, ¿cuál?
Y además... ¿es cuestión de empezar, o más bien de seguir adelante?

02 febrero 2010

Motivos

¿Aburrida? ¿Hastiada? ¿Vieja? ¿Histérica?
¿Cuál es la razón específica por la que yo termino enganchada -hasta este punto, además- con esta historia?
¿Cuál es la coartada que puedo elegir esta vez?
Y convivir con la sensación espantosa de que, en realidad, ninguna de ellas me conforma.