Ella dijo -dice-: "Igual Ana es hipercrítica". Él dijo: "¿te pareció bien esa charla? Es todo un hito".
Pero resulta que: como la comida quemada o simplemente cruda o simplemente en su punto justo. Asisto a reuniones, a clases, a conferencias, más allá de cómo decida que me parecieron. Tejo bufandas suficientemente rudimentarias como para que no soporten la mirada menos severa, leo literatura la mayor parte de las veces con ingenuidad auténtica (o virginidad recuperada), no sé barrer. Corrijo exámenes finales de Semiología teniendo todo el tiempo presente que no tengo por qué esperar de ellos la Crítica de la razón pura, miro las películas de James Bond sin esperar que se transformen en obras de Fellini...
¿Funcional a quién -a quiénes- es esa construcción de Ana?
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