Siempre recuerdo lo revelador de esa clase en la maestría y eso que no me interesaba nada aquello que el ejemplo ilustraba (que de hecho ya no recuerdo). La cosa era: un vaso está hasta el tope de agua, ¿cuántos alfileres hacen falta para que el vaso desborde? El sentido común de nosotros los legos diría uno, o dos, o cinco alfileres. Pero el punto es que son miles de alfileres los que hacen falta para derramar el agua del vaso.
Es un poco así: yo siento la permanente sensación de que el desborde está a un paso. Los demás parecen saber perfectamente que hacen falta miles de alfileres.
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